Este niño es el menor de los 7 hijos de legendario actor – La estrella lo tuvo a los 56 y no lo dejó ir a la escuela

John Wayne fue un elemento importante de la industria cinematográfica durante muchos años. En la pantalla, a menudo se mostraba tímido con las mujeres y, en realidad, no tenía aspecto de playboy. Sin embargo, el actor vivió de forma diferente a lo que muchos habrían imaginado.

Wayne siempre estuvo envuelto en polémicas relacionadas con mujeres y alcohol. Era un mujeriego incorregible que, a pesar de estar casado, tenía aventuras con distintas mujeres.

La estrella de “The Quiet Man” estuvo casado con tres mujeres distintas, pero nunca sintió que alguna de ellas fuera suficiente para él. Su primera esposa fue Josephine Sáenz, una chica de sociedad de Pasadena.

Sáenz se cansó de la compañía de su marido y de su tiempo en el plató con él. Su matrimonio tampoco era perfecto, pues Wayne era un infiel en serie.

Tuvo un romance de tres años con la coprotagonista Marlene Dietrich, alemana, y nunca ocultaron la relación. El actor confesó más tarde que su experiencia sexual más excitante fue con su amante alemana.

Desgraciadamente, su matrimonio con Sáenz terminó tras la falta de disciplina de él y los incesantes desplantes de ella sobre las aventuras. La pareja tuvo cuatro hijos.

Poco después de separarse de quien fue su mujer durante doce años, Wayne se casó con Esperanza Baur Díaz Ceballos, en contra del consejo de sus amigos íntimos. La consideraban el “puerto de escala” del actor Ray Milland cuando entraba en México, y su madre tenía antecedentes con los burdeles.

De algún modo, la pareja siguió adelante durante unos años. Compartían una intimidad apasionada, y Esperanza no ponía objeciones a los hábitos de bebida habituales de su esposo.

Con el tiempo, la relación empeoró; ella se volvió alcohólica y no veía con buenos ojos la supuesta aventura de su marido con Gail Rusell, lo que les llevó a discutir sin cesar. En un momento dado, amenazó con pegarle un tiro.

No tenían hijos, así que fue fácil poner fin a su matrimonio. Antes de que se secara la tinta de los papeles del divorcio, mientras buscaba una localización para su película “The Alamo”, el actor encontró el amor en los brazos de una belleza peruana.

Pilar Pallete, su tercera esposa, era hija de un senador peruano, y le costó adaptarse al estilo de vida de Hollywood. También había una diferencia de edad de veintiún años entre ellos; aun así, dio el “sí, quiero” a la celebridad de Hollywood en 1954 en Kona, Hawái.

Por desgracia, al igual que sus predecesoras, también tuvo que enfrentarse a la infidelidad de Wayne. Él había conocido a Maureen O’Hara antes de casarse, y continuaron su romance durante años.

Su aventura no era ningún secreto; los amantes planeaban encontrarse en el yate de él. Una fuente cercana reveló que Wayne estaba realmente enamorado de ella, pero no podía casarse porque era difícil (pensaba que sería imposible controlarla).

Palette, que tuvo tres hijos con Wayne, se separó del actor en 1973, unos años antes de su muerte, y se mudó de su casa. Pero la pareja nunca se divorció.

Wayne fue un padre excelente a pesar de la relación con sus madres – Conoce a sus hijos

Puede que Wayne fuera un hombre controvertido, pero era un actor excelente y un mejor padre. Compartía una relación fantástica con sus siete hijos, a pesar de la relación con sus madres. Los dotes paternos de la estrella de “The Quiet Man” ayudaron a sus hijos a desenvolverse en sus peculiares estilos de vida.

Su primer hijo, Michael, nació en 1934. El mini Wayne mantuvo una admirable relación con su padre en casa y durante el trabajo. El primogénito produjo algunas de las películas de su padre y trabajó como presidente de la Fundación John Wayne.

Su hermana, Mary Antonia, nacida dos años después, llevó una vida más reservada con su marido y sus ocho hijos. Apareció en “The Quiet Man” y “The Alamo” en sus primeros años junto a su padre.

El tercer hijo de Sáenz y Wayne, Patrick, es tan impresionante como su padre en la pantalla. Algunos de sus trabajos notables son “Mister Roberts”, “The Searchers”, “The People That Time Forgot” y “Sinbad”.

Melinda fue su última hija, nacida un año después de Patrick. De niña, participó algunas de las películas de su padre. Sin embargo, su carrera cinematográfica no fue duradera.

Melinda se casó con Gregory Robert Muñoz, y tras cinco hijos, la pareja se divorció. Ahora reside en Newport Beach, en la isla de Balboa.

La primera hija de Wayne con Pallete, Aissa, actuó en películas desde muy joven, pero se convirtió en una abogada de éxito. Se formó como fiscal penal de Los Ángeles.

Marisa, su segunda hija, nació en 1966 y, como sus hermanos, fue actriz infantil. Pero no desarrolló su carrera. Prefirió tener una vida familiar con su esposo y sus dos hijos.

Relación de Wayne con el hijo que sabía que nunca vería crecer

Ethan era el hijo menor del actor, que compartía un vínculo especial con su padre. Wayne lo tuvo a los 56 años y sabía que lo echaría de menos cuando creciera.

Al relatar su infancia, Ethan afirmó que vivían como cualquier familia normal de Newport Beach, California. La única diferencia era que tenían toneladas de correo en el buzón en comparación con otros vecinos.

Su padre era cordial con los vecinos; le encantaba cocinar y abría él mismo la puerta. Además, según Ethan, no había guardaespaldas ni seguridad en su hogar.

Sabiendo que no estaría mucho tiempo, Wayne enseñó a su hijo algunas lecciones esenciales para la vida, como las tareas domésticas y la disciplina para trabajar. Según comentó Ethan:

“Me llevaba al rodaje. Me educaba en casa en los rodajes en México porque sabía que no iba a estar a mi lado cuando fuera mayor,[…] o si se iba en su barco, el Wild Goose”.

El tiempo que Ethan pasó con su padre le dio las herramientas para triunfar en su carrera. Es presidente de John Wayne Enterprises y de la Fundación John Wayne contra el Cáncer , al tiempo que trabaja en la industria del entretenimiento.

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A pesar del vínculo especial que compartía con Ethan, los hijos de Wayne sentían admiración por el actor. Desde su muerte, han seguido glorificando su trabajo en la televisión y como padre.

Hablando de su tiempo con el patriarca de la familia, Ethan reveló: “Me encantaba todo lo que hacía con mi padre. Llevaba unas tarjetas de autógrafos y, cuando era pequeño, mi trabajo consistía en tenerlas preparadas por si salíamos en público y él intentaba salir airoso de una multitud…. Llegué cuando tenía 56 años”.

El orgulloso hijo continuó: “Hace poco leí que alguien preguntó a mi padre por qué me sacó de la escuela para viajar con él. Respondió: ‘Los chicos se van cuando tienen 16 o 17 años, y no vuelven hasta los 30. Yo no estaré ahí para Ethan cuando tenga 30 años, así que voy a quererle ahora'”.

Su hermana, Aissa, añadió que su padre era misericordioso incluso cuando cometían una falta. Melinda también mencionó que, a pesar de vivir con su madre, mantenían el contacto con su padre. Explicó:

“Cuando se estaba muriendo, se dirigió a mi difunto hermano, Michael, y le dijo: ‘Hagas lo que hagas, utiliza mi nombre en beneficio del público. Si no fuera por el público, yo no estaría aquí, tú no estarías aquí. No habríamos tenido la vida que tuvimos'”.

El final de un icono del cine

La pasión por las mujeres no era el único demonio con el que luchaba Wayne; el actor no podía renunciar a su amor por la botella y fumaba de cuatro a cinco paquetes de cigarrillos al día.

Finalmente, murió en junio de 1979, a los 72 años, tras una larga batalla contra el cáncer. Le sobrevivieron siete hijos y una esposa separada.

En su testamento, el actor excluyó a su esposa y dejó su patrimonio de 6,85 millones de dólares a sus siete hijos. La disposición para sus vástagos consistía en que recibirían $5.000 multiplicados por la diferencia entre la edad de 21 años y la que tuvieran en el momento de su muerte.

Wayne también compartió su fortuna con organizaciones que asegurarían su patrimonio con reducciones fiscales. Además, sus posesiones, incluidas pinturas, artefactos de los indios americanos y esculturas, fueron donadas a estas organizaciones.

Aunque Pallete no se benefició del testamento, en el acuerdo de separación se incluyeron disposiciones para ella. Wayne también insistió en que Sáenz, su primera esposa, recibiera una renta mensual, que se repartiría entre sus hijos tras su muerte.

El lugar donde reposaban los restos de Wayne fue un secreto durante muchos años hasta 2004, cuando se descubrió que la estrella de cine fue enterrada en Newport Beach, con una ceremonia privada organizada por la familia.

El legado de Wayne perdura en sus hijos

Además de compartir sus experiencias con su padre famoso, los hijos de Wayne han honrado continuamente al difunto.

Cuando los alumnos y exalumnos de la Escuela de Artes Cinematográficas de la Universidad de California protestaron para que se retirara el homenaje a Wayne y en otra manifestación para que se retirara su estatua de la ciudad, a raíz de sus ideas sobre la supremacía blanca, Marisa, su última hija, defendió al actor.

Unos años antes de su muerte, Wayne confesó con orgullo su creencia en la supremacía blanca, y la consecuencia fueron esas protestas.

Marisa explicó que su padre tenía sus puntos de vista al respecto, pero respetaba otras opiniones. Por otra parte, Aissa y Ethan apoyaron a su hermana, afirmando que su padre era un humanista que mostraba afecto a la gente. Ethan dijo:

“Permítanme aclarar una cosa: John Wayne no era racista. Quienes le conocían sabían que juzgaba a cada persona como individuo y creía que todos merecían las mismas oportunidades”.

A lo largo de los años, los relatos de sus hijos y las experiencias compartidas por sus allegados no insinuaban que fuera racista. En cambio, muchos detalles sobre Wayne se centran en su vida personal, sus contribuciones al mundo del espectáculo y sus actos de bondad a través de su fundación.

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